miércoles, octubre 29

Meditaciones de Marco Aurelio

En estos tiempos de crisis continuas, de incertidumbre y de miedo, he recuperado la lectura de las Meditaciones, del emperador romano Marco Aurelio, redactadas en sus últimos años de vida durante horas en vela en los campamentos militares. Una obra de hace más de dos mil años que no podemos -ni debemos- olvidar, sobretodo en estos momentos.

2. Nadie pierde otra vida que la que vive, y no se vive más vida que la que se pierde, aunque vivieras tres mil años o treinta mil.

6. No juzgues las cosas como lo hace el insolente o como quiere que lo hagas. Examínalas tal y como son.

9. Quien se preocupa por su fama póstuma se olvida de que quienes le recuerden también morirán pronto; también aquellos que los sucedan.

12. El tiempo es como un río donde los acontecimientos son como una corriente impetuosa. Apenas se entrevé una cosa, ya es arrastrada, y también lo será la que ocupe su lugar.

18. Sólo los locos persiguen lo imposible. Imposible es que los malos no cometan maldades.

20. Una buena manera de defenderte de ellos es no parecerte a ellos.

23. Si algo te es difícil de realizar, no supongas por ello que te es imposible. Piensa que, si algo es humanamente posible y propio, tú lo puedes lograr.

44. Perder sólo es cambiar. Y la naturaleza universal disfruta con el cambio.

47. Piensa constantemente que todo lo que ocurre ya ha sucedido en el pasado y volverá a ocurrir.

49. Vivir siempre la mejor vida. Es posible si nuestra alma permanece indiferente ante las cosas indiferentes.

50. Si no es conveniente, no lo hagas; si no es cierto, no lo digas. Sé dueño de la iniciativa.

martes, octubre 28

ciudad redonda


He encontrado un dibujo que hice en ordenador hace cerca de diez años. Es la ciudad redonda, un lugar donde a dos personas les es imposible encontrarse: camina cada uno en una dirección a un ritmo igual y constante. Está basado en una canción de Los Rodríguez, a los que sigo escuchando. Decía la canción "es tan redonda mi ciudad que no nos vemos tú y yo". Y traté de plasmarlo en un dibujo. Lo he encontrado, decía, y vuelvo a él, pues en estos diez años han sido muchísimas las veces en que, aún queriendo, no me he encontrado con alguien. No hemos coincidido. Pasa, además, en todos los aspectos de la vida: hay veces que vives bajo un mismo techo, pero no te encuentras, no concuerdas, no hay manera de ponerse de acuerdo. Pasa en el mundo y lo vemos cada día en las noticias. Si lucháramos un poquito más por encontrarnos, por vernos, por mirarnos y hablarnos, por conocernos... no habría crisis que nos quitara el aliento.

martes, octubre 21

GUERRAS SIN MUERTOS

Me he detenido en varias ocasiones durante las dos últimas semanas ante la fotografía publicada en El Semanal "Valle de sombra de muerte", de Roger Fenton, tomada en 1855. Y en realidad, en estos más de 150 años desde que se fotografió ese paisaje desolador en medio de la batalla, ocultando la verdadera tragedia, observo que no han cambiado en nada las cosas. En la era de la comunicación global, en la que se supone estamos informados de todo cuanto acontece, donde nos creemos conocerlo todo, seguimos consumiendo por la televisión guerras sin muertos, crímenes sin consecuencias. Hace pocas semanas saltó a la prensa una noticia terrible: el 22 de agosto, en una aldea llamada Azizabad, en Afganistán, durante una "operación" de la OTAN comandada por los EEUU, 90 civiles, en su gran mayoría niños, fueron asesinados al ser confundidos por un grupo de talibanes, debido, según parece, a una información premeditadamente maliciosa de una tribu rival. Vuelvo a leer la información que sale en internet de ese terrible drama, vuelvo a sacar el recorte de la fotografía de Fenton y cojo a mi niño en brazos. Lo abrazo. "Menos mal que naciste aquí", le digo.

Como padres no podríamos soportar que nada malo les ocurriera a nuestros hijos, pero como ciudadanos del mundo sentimos indiferencia ante estas guerras que nos venden sin víctimas, pero que llevan la tragedia de miles de civiles muertos escondida detrás de su espalda. Porque de ése suceso, aún no se han visto prácticamente imágenes. Posiblemente porque las letras de texto son más fáciles de asimilar, más fácilmente olvidables. Leemos una línea y pasamos a la siguiente; y después pasamos de página y seguimos leyendo otras cosas. Pero ante las imágenes uno a veces se detiene y este mundo de la comunicación global no nos da demasiadas facilidades para que nos detengamos a pensar cosas. Quizá ése sea su secreto para mantener eternamente el "status quo" del mundo, para que no se les revuelva el gallinero.

Soy periodista de formación, y aunque no ejerzo la profesión, consumo numerosos medios de comunicación cada día. Por eso echo de menos que en algún programa de radio matinal comiencen todos los días informándonos de cuántos niños murieron el día de ayer de hambre por el mal reparto de la riqueza del mundo, en vez de contarnos las últimas ofertas de El Corte Inglés; que en los informativos de televisión comiencen haciendo un repaso de los civiles inocentes muertos en cualquiera de las guerras olvidadas del mundo, en lugar de enseñarnos el "circo" de Mcain y de Obama en EEUU; y que en las revistas, o en los periódicos, nos pongan alguna imagen en la que detenernos, como la de El Semanal, algo que nos haga pensar y no ir saltando de titular en titular entre noticias que olvidamos cuando pasamos de página.